jueves, 15 de abril de 2010

lies

- Me duele.
- ¿El qué? ¿Qué pasa?
- Tú me dueles, tú eres lo que me pasa.
- ¿Te molesta verme? Si es eso, ya me voy…
- No. Me molesta cuando no estás, me duele verte ahora… darme cuenta que ya te has ido y que además no ha sido conmigo. Me entristece quererlo todo y nada contigo, me he pasado noches enteras intentando encontrar una manera de hacernos funcionar, sabes? Pero tu respuesta siempre era que no, que tú y yo, yo y tú éramos una combinación imposible, que no podía ser. No sabes cuánto daño me hace saber que necesito verte y que tu solo necesitas que me aleje. Me importas mucho, más de lo que te esperas. ¿Te acuerdas cuando me dijiste…

¿Qué es esa macha que ha salido en el techo? ¿Humedad? Ay, no…qué pereza tener que pintar otra vez… a ver, céntrate, ¿qué le vas a decir? Mm… puedo recordarle cuando me dijo que tenía miedo de enamorarse de mí y que no quería que le hiciera daño, lo que me reí… pobrecillo, él ahí de pie y yo prometiéndole que yo no me enamoraría nunca de él, como no lo pude ver venir… y ahora queriéndole sin él. Vale, eso no se lo puedes recordar porque acabaras diciendo te quiero. ¡Qué difícil! ¿Cómo le digo te quiero sin decirlo? ¿Le quiero? ¿En serio? Es peor de lo que pensaba. Odio conversar con mi cabeza. Bueno, ya puestos, ¿qué quieres? A él. Quiero comerle a besos, quiero que me haga reír todos los días, quiero hacerle llorar de risa, quiero que no sea capaz de levantarme la vista, quiero ser su inspiración y que él sea la mía, quiero ser su amiga y más que eso, quiero que pueda contar conmigo y yo con él, quiero despertarme a su lado, quiero dormirme y que lo último que haya visto sea su cara, quiero oír su voz al despertar y que me cuente… mentiras. Esto no va a ninguna parte, todo lo que te ha dicho han sido mentiras. No, todo no, no puede ser. Lo es. ¿Y tú qué sabes? … Vale, eres mi cabeza, pero no puede ser, algo tenía que ser verdad. Sus “hola”, quizás? Eso es cruel. La verdad es cruel, por qué sino crees no te habla. No lo sé. ¿Qué le exigiste? Le dije que prefería que no me dirigiera una sola palabra antes que esas fueran mentiras. ¿Y qué te dice? Nada. Ahí lo tienes. ¿Qué hago ahora? Nada, con él nada. Pero yo quiero… quiero un tu y yo, pero me fallas tú. Me amo y tú no.

miércoles, 14 de abril de 2010

paper wings

Hoy me he dado cuenta que soy del tipo de chica que no cuadra- aunque empiezo a preguntarme si alguien realmente no tiene sus contradicciones, la verdad.

Hace poco me comentaron que asusto ya que parezco irrompible, imperturbable, independiente, fuerte y dura-seguido de un “pero no es malo”- como si la visión que tenía de mi fuese un tumor. Eso tenía que justificar que haya alguien pueda ser insultantemente severo conmigo o escoger con menos cuidado sus palabras, porque no parezco frágil. Parecer. Parecer. Parecer. Parecer. Parecer. Parecer. Cuando mis neuronas ya me empezaban a fallar por culpa de la rabia, no se me ocurrió nada más brillante ni sensato que atreverme a preguntar por qué. “Es evidente”, era evidente, tan evidente que ni se me ocurría un solo motivo; pero por suerte a nadie le gusta el silencio y fuerza a arrancar palabras. “Eres morena, le sacas partido al verde de tus ojos con el eye-liner negro y máscara de pestañas, adoras la música de chico, beber tequila, te subes a botines imposibles y a escenarios, vas tatuada, no hay local en el que no hayas estado y el rojo no es un color en el que se vista nadie tímido”. Pensamiento reflejo instantáneo: Tírate por un puente. Gracias! Dos segundos después: Monica, no te pases que es familia.

Después me fui a la ventana a abrazarme las rodillas a preguntarme en qué momento las personas dejamos de intentar llegar a conocernos y extraemos conclusiones a partir de su apariencia y nos basamos en prototipos- que por cierto no sé exactamente de dónde han salido.