lunes, 23 de agosto de 2010

the danger in starting a fire


“Believe nothing you hear and only half of what you see”. – Mark Twain.
Eso es.
Tus amigos mienten, los míos también, tu mientes y yo miento.
 Todos engañamos y nos estamos engañando dentro de un juego en el que no creo ni que sepamos jugar.  
Crees que sabes cuál es el premio y que es lo que puedes perder; todo se resume en un nombre propio, el mío. Pues es mentira, no soy algo que se pueda ganar.
Deja de pedirme que vuelva a ti una y otra vez, agárrame fuerte entre tus brazos y haz que no me queden fuerzas para irme, ni siquiera las ganas.
Dejemos los juegos a los niños, dejemos de mentirnos a nosotros mismos, deja de extrañarme solo cuando no estoy y disfruta de mi; ya me has ganado y lo único que puede hacer que me pierdas es que sigas jugando. Pero entre todo ese barullo que tenemos montado no me ves, ni me escuchas, no te veo y ni te puedo escuchar. Mientras la gente sigue hablando y no te puedes centrar, ya no eres tú. Y yo te echo de menos, nos echo de menos, a la versión en la que sólo estábamos tú y yo siendo nosotros y los demás, ni siquiera recuerdo nadie más, nadie más que tu escuchando mis tonterías y yo riéndome de tus bailes absurdos.

Cierra los ojos y no escuches a nadie, ni siquiera a mí; todos te queremos egoístamente y absolutamente, no nos dejes vencer; si nos dejas te manipularemos te haremos creer lo invisible y veras lo que queremos que veas. Acaba con esto. Olvídanos, olvídalo todo, porque todas las cosas que creíste saber ayer eran un espejismo, nada es real, solamente tú.